viernes, 5 de junio de 2009

“La Célula es el Hombre”

“La Célula es el Hombre”

Alex Gutiérrez Padilla*

Por asombroso que parezca, el origen del hombre inicia cuando las células reproductoras o gametos –óvulo y espermatoziode– aportados por un hombre y una mujer; se fusionan formando así, un embrión. El embrión, es una célula que contiene en su interior el núcleo de los gametos –denominado también “pronúcleos”– que, al cabo de unas horas después de la fecundación, terminarán fusionándose formando un huevo o cigoto.

Luego de haberse producido la fecundación, proceso que inició cuando los 23 cromosomas maternos y los 23 cromosomas paternos se unen y forman un nuevo ser con un acervo genético único; diferente al de sus progenitores biológicos. El azar en la organización y formación de los genes del nuevo ser, después de ocurrida la fecundación, crean una persona cuyo patrimonio genético ha sido generado por “selección natural”, no existiendo por tanto, dos personas con similar constitución o carga genética.

Cada célula de nuestro organismo está conformada por 46 cromosomas; los cuales contienen en su interior una cadena en forma de doble hélice con toda la información genética heredados de nuestros padres. Sólo las células germinales –óvulo y espermatozoide– poseen 23 pares de cromosomas llamados también células haploides. Luego de la fecundación, cuando el contenido genético de ambas células se fusionan, dan lugar a una célula diploide con un total de 46 cromosomas.

Las instrucciones, comunicación y mensajes químicos al interior de la célula, responden no solo a un programa establecido por la especialización que desempeña cada célula de nuestro cuerpo; sino, es producto de millones de años de constante y permanente evolución; que obedecen y están en función, a influencias y estímulos ambientales.

La genética –como rama de la biología– en el siglo XXI, demuestra que en el instante mismo de la concepción, principia la vida. El único espermatozoide que logra atravesar la cavidad uterina, hasta llegar al tercio distal de la Trompa de Falopio –donde el óvulo espera a ser fecundado–; es el responsable para que se genere el más complejo y sorprendente organismo que es el ser, perteneciente a la especie humana.

Quienes tenemos el privilegio de la vida, habitar este mundo y formar parte del mismo; es porque nadie ha conspirado o interrumpido el proceso natural, cual es, dejar que la vida se desarrolle sin interferir ni modificar su esencia. Desde que la célula sexual masculina ha penetrado el óvulo –dando lugar al embrión, cuya multiplicación celular no se ha detenido hasta llegar a término o nacer–; merece protección y respeto. Además, gozar del primer derecho universal, el derecho a la vida. Asimismo, este derecho es inherente a toda persona desde la concepción. “La célula es el hombre”, el cigoto es nuestro punto de partida.

* Bachiller en Derecho y Ciencias Políticas. Universidad Alas Peruanas, Lima - Perú.